El fin del mundo

Nunca me han convencido esas historias del fin del mundo. Que si Nostradamus, que si los Mayas, que si el Apocalípsis… Sin embargo, más de una vez mi lado oscuro ha deseado que ocurra.

La última vez que lo deseé fue en Agosto de este año, después de haber leído una noticia acerca de la detención de algunos miembros de una red internacional de pedofilia y canibalismo. Hice quizás mal en seguir buscando y leyendo más y más detalles de la información de esa noticia. Había líneas que tenía que releer porque mis ojos no lo podían creer. Lloré lágrimas de asco y de coraje por esas atrocidades, y de empatía por aquellas familias y bebés que lo sufrieron. Me produjo mucho odio. Me pareció que no podíamos tocar más fondo. No puede haber peor cosa. Nada con más alevosía que eso… Amor nulo, conciencia muerta, cero esperanza. Entonces, sin temor alguno, deseé con todo mi corazón que el mundo sí se acabara el 21 de Diciembre de este año, como los supersticiosos dicen que sucederá.

«Sólo por eso, este mundo merece ser destruído, porque somos mierda», le autoricé a Dios, desde mi arrogante y débil fé humana.

Dos meses después, mi mamá me comentó sobre otro artículo en el periódico, pero éste era acerca de prepararse para lo que viniera este Diciembre, relacionándolo con un supuesto mensaje inédito de Benedicto XVI, que hacía a su vez referencia a una de las revelaciones de la Virgen de Fátima. Y para no variar, me puse a leer más sobre tales profecías. Terremoto, oscuridad, frío. La mitad de la humanidad moriría con esta catástrofe. Y sentí miedo; miedo de perder la vida de mi familia, de perder la mía, de no estar todos juntos si algo llegara a suceder, de sufrir, del cambio…

¿Verdad o mentira? ¿Una advertencia o fanatismo alarmista? ¿No era finalmente lo que yo había deseado? ¿Aplica preparse «por si las moscas»? Pues la respuesta a esta última pregunta me la contestó mi madrina, no con palabras sino «en especie», enviándome un super kit de velas santificadas, agua bendita y una biblia. Eso para ayudarme a prepararme con la parte material, porque la parte espiritual, que es la más importante, le toca a cada quien.

Como fuera, el «asunto» seguía suspendido en mi cabeza, hasta que llegó el fin de semana pasado. De viaje en un crucero, y con el mar agitado, se despertó mi hija de 2 años en la madrugada por el vaivén que generaban las olas, y me llamó, pero yo me hice la dormida, queriendo evitar egoístamente el trabajo que requiere volver a dormir a un bebé. Para mi sorpresa, al ver que no le respondía, tan solo volvió a acomodarse muy pegadita a mi cuerpo, y comenzó a acariciarme la mejilla con su manita pegajosa, seguido de algunos besos, que finalmente cesaron con un fuerte abrazo. Y tuve la sensación de estar yo a salvo en sus brazos. Yo en ella, y no al revés… Y sentí que lo entendía todo.

«Sólo por eso, este mundo merece ser conservado, porque existe el amor», le dije a Dios, desde mi todavía débil pero motivada fé.

Si no fuera por ellos y la esperanza y la pureza que traen consigo, y demás personas que cada día aman y sirven de alguna manera a alguien, desde hace mucho este mundo hubiera acabado.

Con ese abrazo se fueron mis miedos, y se fortaleció la atención al sentido del amor, en vez de al desamor. Uno se aturde con el día a día lleno de estrés, de caos, de crímenes, de injusticias, y sólo el amor nos pone a flote. Quisiera pensar que lo mismo siente Dios. Que cuando está asqueado de este mundo, sabiamente se concentra mejor en aquello que es hermoso. Y que no pierde la esperanza en nosotros.

Sí, en lo hermoso. En ver a mis papás apoyando a un amigo en su soledad, a mi hermano haciendo planes para casarse con tanta ilusión y un día formar una bonita familia, a mi mamá llena de amor y paciencia para sus nietos, a mi amigo llamándome para saber si estoy bien, a mis tíos apoyando con mucha fé y en cada paso a mi primo en su lucha contra el cáncer, a mi cuñada y a mi prima luchando por ser las mejores mamás con sus hijos… Me conmueve, y me hace ahora fijarme en la luz y no en la oscuridad.

En fin. Muy probablemente «lo único» que pasará este veintitantos de Diciembre es la Navidad, con la cual, una vez más, se nos dará una nueva oportunidad de reflexión y cambio, y de agradecimiento, que no deberíamos desperdiciar.

Y ya sin miedo ni ánimos de «echar la sal», confieso pensar que no le caería mal una «limpiadita» a la humanidad, para reaccionar de golpe sobre lo estamos haciendo en el mundo.

Mundo

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10 respuestas a El fin del mundo

  1. Carlos Lopez dijo:

    Hola Sonia:

    En primera, ya le dije a mi mamá que deje de divulgar ese mensaje de Benedicto XVI jaja, es mas falso que nada, me refiero a que en el video habla en croata, pero dicen que la traducción que ponen nada que ver con lo que dice.

    Solo falta recordar que en nuestra Fe, solo Dios (Dios Padre, ni siquiera Jesus….) sabe el día ni la hora, entonces el papa no tendría porque andar diciendo que en diciembre se acabará el mundo.

    Es muy cierto lo que dices de las noticas tan feas, pero como le digo a mamá, este reino no es de dios (en general) mas bien es del demonio, del dinero, del afán de poder, etc.
    No me extraña que pasen esas cosas, además, las cosas del mal suenan mucho y hacen mucho eco e impactan mucho, sin embargo, como dices, todavía existe muy caridad y mucho amor en el mundo, pero la verdad….. ¿quien va a dar una buena noticia? No venden!!!!!.

    Un abrazo a la morrilla y a la gorda (aunque chille) jaja.

    Saludos.

    • Sonia Lopezcastro dijo:

      Querido Charles, en realidad no fué el video de Benedicto el que me dio «mello», sino lo que leí sobre la Virgen de Fátima… O sea, no lo dijo el vecino, me explico? Pero en fin, ni siquiera ella hablaba de un fin, sino de una catástrofe que, como dije ya, pienso que no nos caería nada mal. Ah! Y tampoco dio fecha que, como bien dices tú, solo allá arriba la saben. Según la revelación, tal catástrofe sucedería despuecito de la muerte de Lucía (la mayor de los niños a quienes se les apareció), quien murió en 2005 :-o.
      Pero tú deja que mi mamá siga espantando, créeme que a algunos les sirve de algo sentir pasos en la azotea! 😀
      Por cierto, el cuatelonguis y la gorda te suplieron temporalmente por Emmanuel :-).
      Un abrazo!

  2. marcos lopez dijo:

    hola Sonia estas lista para escribir un libro manejas las letras muy bien . Hablando del tema yo creo que el mundo no se acaba ni por nada nosotros somos los que nos vamos a morir pero no importa .saludos a toda tu fam.

    • Sonia Lopezcastro dijo:

      Así es Marcos, nuestra muerte es un «fin» individual en este mundo y, como muchos creemos, el inicio en otro. Gracias por escribir!
      Un abrazo!

  3. Francisco Maya dijo:

    Ahijadita. Como siempre me deleita leer tus escritos, pero particularmente me gusto mucho este, porque dejas al descubierto tu honestidad de pensamiento y ese amor de madre tan sublime que sólo ustedes las mamas logran dar a sus hijos, pero el transmitir que el amor de tu hija hacia a ti te hizo sentir segura, me hace entender un poco más la plenitud que da el sentir un rayito de amor de esa fuente inagotable que es Dios N.S.

  4. Enrìque Lòpez Castro dijo:

    Hija: coincido con muchos, el escrito es sumamente interesante y màs la manera en que lo redactas. En lo personal pienso que el mundo no se acabarà, la verdad es que nadie salvo Dios Padre lo sabe. En cuanto al tema de los pedòfilos, secuestradores, asesinos, etc., tambièn es cierto que la gran mayorìa del mundo es gente buena, a veces ni lo saben pero son.
    Siempre se da mucha noticia de estas cosas negativas, pero las positivas (que son mucho màs), ni siquiera se habla de ellas, lo bueno es que existen.
    Aprovecho para enviarte mi bendiciòn a tì, a Joaquim y a mis queridisimos Emilio y Principessa, todos reciban un beso aparte de la bendiciòn.

  5. Monica Wright dijo:

    Prima, muy padre tu artículo-reflexión. No he terminado de leer los que has escrito últimamente pero lo haré pues todos me gustan mucho. Éste en particular me llegó y me hizo tener dos pensamientos, el primero es que, en efecto, yo sin duda creo que, a pesar de tantas cosas malas, aún existen muchas personas y razones para seguir teniendo esperanzas en un mejor mundo; tu mencionas varios ejemplos, y así como esos hay, afortunadamente, muchos más.
    Y la otra es en relación a la postura de la Iglesia; que nos invita a estar siempre preparados y, al mismo tiempo, ha sabido responder con optimismo a momentos como éste en el que se habla del fin del mundo, como en el 2000 cuando lo declaró «Año Jubilar», y ahora, que hace poco inauguró el «Año de la Fe»; así que esa es la actitud con la que debemos estar todos los creyentes: con Fe, mucha Fe. Hace unas semanas me tocó hacer la reflexión del último evangelio del año litúrgico el cual menciona acontecimientos que algunos han interpretado como el fin de los tiempos; y al respecto y considerando el «Año de la Fe», les decía «Nada de que el mundo se va a acabar, que a nosotros nos toca orar» (por un mundo mejor y por tantas necesidades que hay) Un abrazo y felicidades por tu artículo prima.

    • Sonia Lopezcastro dijo:

      Gracias por tu comentario prima, como siempre le das al clavo. Amor y Fé, verdad? Y hablando de la oración, digo, ya no lo escribí, pero también imaginaba como a través de nosotros podríamos evitar un fin o una tragedia o cualquier mal, así como alguna vez Abraham, con fé e insistencia hacia Dios, pidió misericordia por Sodoma, te acuerdas? Algo así como «No perdonarías al mundo por 10 justos que haya?».
      Un beso prima!

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